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Grandes esperanzas para la agricultura ecológica gracias a los cereales menores

Las variedades de cereales que se cultivan menos están siendo objeto de un interés creciente de cara a lograr una nutrición más saludable.

Los progresos de la agricultura tanto en Europa como en el resto del planeta han sido considerables, si bien la estrategia planteada hasta ahora ha conducido a una dependencia de los fertilizantes minerales, un consumo de energía elevado, poca variación genética y menor diversidad. Esto aumenta la vulnerabilidad de los cultivos a los estresantes bióticos y abióticos y resulta pernicioso para el medio ambiente. La producción de cereales en la Unión Europea (UE) se basa en tres cultivos fundamentales, a saber: el trigo, la cebada (clasificados como cereales principales) y el maíz. Entre los tres superan el 85 % de los cereales producidos y se cultivan sobre alrededor del 78 % de la superficie dedicada al cereal. Los cereales como el centeno y la avena se consideran cereales menores y la superficie de cultivo que se les dedica es mucho menor. Un equipo de investigadores del proyecto HEALTHYMINORCEREALS estudia formas de dar más protagonismo a los cereales menores. En comparación con el trigo común, se ha comprobado que los cereales menores poseen una concentración mayor de micronutrientes. Crecen bien en suelos pobres y no precisan de grandes insumos externos. Al mismo tiempo, cada vez más estudios muestran los beneficios que supone para la salud ampliar la variedad de alimentos naturales en la dieta. Cada cereal menor tiene un conjunto único de compuestos nutricionales y bioactivos que no es posible igualar mediante el enriquecimiento industrial de los alimentos.

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